Qué comían los romanos

El Imperio romano es uno de los pilares más importantes de nuestra cultura occidental. Siglos de historia como líderes de grandes territorios han hecho que este pueblo haya pervivido hasta nuestros tiempos, donde seguimos interesados por cómo vivían, en qué creían y cuáles eran sus hábitos cotidianos.

Hay mucho más allá de las luchas contra los bárbaros y de la construcción de anfiteatros para ver luchas de gladiadores. Un ejemplo es la gastronomía: la cultura de la Antigua Roma en este sentido es impresionante y merece la pena descubrir qué comían los romanos, cómo almacenaban los alimentos y cuáles eran las costumbres a la mesa.

La comida en la Antigua Roma

Con más de un milenio de historia, la comida en la Antigua Roma sufrió, como es evidente, muchas variaciones. Sin embargo, es posible establecer una serie de parámetros principales que sí se mantienen en las diferentes etapas.

Lo primero que hay que hacer es olvidar el mito que asocia la gastronomía romana a grandes comilonas llenas de excesos. Los llamados banquetes existían, sí, pero no eran algo cotidiano y que hicieran las personas de todos las clases sociales.

Por el contrario, los ciudadanos romanos eran más bien discretos a la hora de alimentarse; solían realizar comidas rápidas y muy sencillas en cuanto a preparaciones y cantidad.

En general, el desayuno era el momento clave del día, desde el punto de vista de la alimentación. Luego hacían una pequeña pausa a mediodía para tomar un tentempié y aguantaban hasta la cena, que podía ser uno de esos grandes banquetes o, de nuevo, un pequeño plato en casa.

Qué alimentos consumían los romanos

Respecto al tipo de alimentación, la comida típica de la Roma Antigua podría ser un claro antecesor de nuestra dieta mediterránea.

Su despensa estaba llena de legumbres, queso, aceitunas, aceites, miel, carne, pescado, fruta y huevos. Si se extrapola al momento actual, estos son los ingredientes con los que en centros como Olive Nutrición generamos las dietas más favorables para nuestros clientes.

Y es que gracias a este abanico de alimentos se puede lograr una ingesta equilibrada que sume todos los nutrientes y vitaminas necesarios para el organismo, sin que esto suponga coger más peso de la cuenta.

Recetas típicas de la Antigua Roma

¿Cómo preparaban estos ingredientes? Para responder a esta pregunta acudiremos a una fuente original: el libro de recetas romanas De re Coquinaria, de Apicius.

Esta recopilación de platos originales incluye ensaladas con queso y vinagretas; alcachofas cocidas y aliñadas o el famoso pollo al frontón, un guiso de carne que se adereza con puerros, hierbas aromáticas y vino de Oporto.

Los postres también tenían una presencia importante. A nuestra época han llegado recetas o referencias a deliciosos bocados como el flan romano, la tortilla de leche y miel o las frutas, tanto frescas como cocidas en vino.

En la cuenca mediterránea española apareció un aderezo muy particular: el garum. Se trata de una salsa elaborada con aceite de oliva y vísceras de pescado fermentadas y se utilizaba para sazonar casi todos los platos de la dieta de la Antigua Roma.

Qué costumbres tenían en la mesa

En la época de Roma, las costumbres que se tenían en la mesa eran distintas a las que llevamos a cabo hoy en día.

Para empezar, lo habitual en las grandes casas no era siquiera sentarse a la mesa; los romanos tenían la costumbre, heredada de los griegos, de tumbarse o acostarse a la hora de comer. Esto es especialmente clave para los banquetes nocturnos, considerados como un acto social en el que, además de comer, se discutía sobre política o filosofía, se gastaban bromas y jugaban a juegos de mesa con otros amigos y familiares.

Para ello, se apoyaban en divanes situados en el triclinio (sala que actuaba como comedor) siguiendo un claro protocolo: se apoyaban sobre la mano izquierda y comían con la derecha. Por supuesto, no usaban tenedor, por lo que todos los alimentos se cogían con las manos. No obstante, cuando aparecían platos con caldo las cucharas sí entraban en juego.

Por último, conviene hablar de la bebida utilizada en estos casos, ya que los romanos solían incluir en sus comidas el vino mezclado con agua para rebajarlo. También se podía servir caliente con especias o prepararlo según la receta del mulsum, que mezcla vino con miel.

¿Seguimos conservando esta alimentación en la actualidad?

Como queda demostrado, el trabajo en la cocina romana de la Antigüedad era muy elaborado. Hay poca diferencia entre los platos romanos y los que se preparan hoy, tanto en las cocinas domésticas como en los locales de restauración.

Así pues, hoy todavía quedan vestigios de lo que comían los romanos: las papillas eran habituales y se parecen mucho a las cremas de verduras o legumbres que hacemos en la actualidad.

También es importante destacar que la actual estructuración de nuestras comidas (entrante, principal y postre) viene de la época romana. Así está reflejado en el libro de Apicius, donde se marcan la gustatio y la primae mesae y secundae mensae.

Esta estructura gastronómica es utilizada hoy por los especialistas en dietas y comida equilibrada para marcar a los usuarios que quieren cambiar su estilo de vida a través de la alimentación cómo deben relacionarse con una comida justa y equilibrada.

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